Por: Fabiola Ramirez
El Buen Fin ya se ha consolidado como el evento más esperado del año para los consumidores mexicanos. En México, estos escasos días del mes de noviembre se convierten en buenos días para las compras.
Resulta complicado sustraerse a la fiebre de El Buen Fin. Ese es uno de sus principales logros, una estrategia publicitaria a la que parece que ninguno puede permanecer ajeno. Un recorrido por frecuencias radiales, televisivas y portales de un sinfín de tiendas y marcas, hacen recordar al consumidor potencial, a cada momento, la posibilidad de gastar.
Desde el comportamiento del consumidor se sabe de la necesidad de un clima, una atmósfera que sirva de detonante para desatar el consumo. Un ejemplo que nos resulta común se encuentra en las épocas navideñas, identificadas en la publicidad como tiempo de compartir y regalar (gastar). Estos detonantes tienen una antigüedad tal que las hace parecer naturales, aunque en realidad solo sean constructos del mercadeo.
Es algo muy interesante el observar a los consumidores ese fin de semana más barato en México como se le llama comúnmente, porque sin importar nada, sin importar las deudas van y gastan el dinero que a veces no tienen, o simplemente van y se endeudan a mil años con las tarjetas de crédito que si compraste alguna pantalla en éste año la vienes pagando en año 2016 por las ofertas de los meses intereses, que al fin y al cabo siempre estarás endeudado con el banco.
Es muy importante aprovechar el BUEN FIN, solo para comprar lo que realmente si sea necesario, lo que realmente si vayas a necesitar y no ser una víctima mas de la mercadotecnia de ese fin de semana.
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